Por Mateo Garzón
Mediante un comunicado por X, Simón Levy, empresario mexicano, dio por finalizado el tema de comprar Chivas. Se suma que Amaury Vergara no tiene pensado en vender al Rebaño Sagrado, por lo que todo quedó en nada. Aunque muchos hinchas no estén a favor de Amaury, por ahora no podrán verlo fuera, pues su idea es mejorar la situación.
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La persistente intención de Amaury Vergara de mantener la propiedad del Club Deportivo Guadalajara, expresada en múltiples ocasiones y a través de diversos medios, se presenta como el principal impedimento para cualquier intento de compra por parte de terceros, incluyendo el interés mostrado por Simón Levy.
Esta postura inamovible del actual propietario, basada en su compromiso con el legado familiar y su visión para el futuro del equipo, dificulta enormemente cualquier negociación y deja en claro que, al menos en el corto y mediano plazo, la gestión del Rebaño Sagrado permanecerá bajo su control, independientemente de las ofertas o el interés que puedan surgir.
El palpable descenso en el nivel futbolístico del Club Deportivo Guadalajara ha encendido las alarmas entre la apasionada afición rojiblanca, quienes no han dudado en expresar su frustración y dirigir sus críticas de manera directa hacia la figura de Amaury Vergara.
El mal momento deportivo del equipo, caracterizado por la inconsistencia en los resultados y un rendimiento en el terreno de juego que no cumple con las expectativas históricas del club, ha intensificado los cuestionamientos sobre la gestión del actual propietario, señalándolo como el principal artífice de la situación y exigiendo cambios profundos en la administración y la planificación deportiva para revertir la crisis y devolver a Chivas al lugar que merece en el fútbol nacional.
La estrategia de Simón Levy de utilizar sus redes sociales como un escaparate para dar a conocer sus propuestas y planes para el Club Deportivo Guadalajara generó un revuelo entre la afición rojiblanca, alimentando la esperanza de un posible cambio de administración.
Sin embargo, a pesar de la difusión de sus ideas y la creación de un ambiente de expectativa, estas manifestaciones virtuales no se materializaron en una oferta formal y concreta que pudiera ser considerada por Amaury Vergara. La falta de una propuesta tangible y la ausencia de una negociación formal dejaron en evidencia que el interés expresado en el ciberespacio no fue suficiente para concretar la compra del equipo, dejando a la afición con la sensación de que las promesas virtuales no se tradujeron en una realidad palpable.
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